jueves, 2 de agosto de 2012

Mens sana? ... in corpore sano?

La locución latina es sobradamente conocida y los interrogantes son más que necesarios. Me explicaré.

Hércules y la Hidra de Lerna
Lo del "mens sana" esta semana ha sido de puro milagro. A veces, me cuesta conservar la cordura, pero es que no me faltan motivos en el entorno inmediato.
El pasado 26 de julio se me volvió a hinchar la vena de la paranoia, esa que me hace pensar que, a veces, el mundo entero confabula contra mí.
Me metieron en un lío tremendo del que, por esta vez, no terminé al borde del colapso y con otro de mis ataques de ansiedad. Creo que la edad y el humor socarrón que estoy retomando, me recordaron que las cosas deben tomarse como vienen y que debía trabajar rápido para corregir la situación, como así fue.
Tras discutir y pelear lo que no os podéis imaginar, me acabaron dando la razón. De esa manera, pude confirmar mis más temibles sospechas: estuvieron a punto de colármela. Por la puerta grande.
Nuevamente, mi intuición no me ha fallado. Es infalible. Quizá no estoy tan trastornado mentalmente como pensaba. ¿Refuerzo positivo?.
De esta forma, ahora se abre un nuevo horizonte profesional a corto plazo, cuando acababa prácticamente de estrenarme en el actual. Muchos retos y nuevas puertas que se abren. Ilusión y miedo ante lo desconocido. Para variar.
La incertidumbre siempre es una fuente inagotable de inspiración (jejeje).

ECG de un Bloqueo Rama Derecha
En cuanto al "corpore sano", algunos sucesos recientes me han hecho reflexionar seriamente sobre algunas cuestiones.
En una revisión rutinaria, que incluía un ECG, me diagnosticaron una bradicardia (55 ppm en reposo).
La noticia me dejó sin palabras y con cierta euforia (caray con el "orientador-deportista", recogiendo frutos ... o no ... jajaja).
Pero también me detectaron un bloqueo de rama derecha del Haz de His (BRDHH). Esto ya no me hizo tanta gracia, pero podría explicar muchas cosas de mi escaso rendimiento deportivo, sobre todo si lo unimos a la dichosa neumonía que padecí en otoño de 1998 (suspiraré).
En principio, el BRDHH no parece suponer riesgo alguno, por lo que he podido leer, pero claro, las dudas son inevitables. ¿Cuándo empezaría? ¿Me he pasado entrenando? ¿Lo tendría ya de antes? ¿Será congénito? (puf).

Además, seguimos con una pequeña anemia, que no tiene importancia, pero que ya arrastro desde hace un par de años. Quizá peso poco para lo grande que soy (jejeje).
De todo esto me he planteado seriamente que voy a buscar una fecha para hacerme una prueba de esfuerzo. Creo que ya lo he retrasado demasiado. A ver qué sale.

Así que ya veis: quizá ni mens sana, ni corpore sana. O quizá en parte. O en nada (jajaja)
Corredores griegos sobre cerámica (IV-III a.C)

3 comentarios:

  1. Hola.
    Cada vez que leo algún post de los tuyos y nombras tus ataques de ansiedad, me recuerdas mucho a mi (y a otras personas que lo sufren en la sombra).
    Quizás es un poco personal pero ¿cómo compaginas el asunto con el correr, la orientación el deporte y andar entrenando en soledad por el monte?...

    Salud!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, La Gazza Ladra

      Estrictamente, no suelen llegar a ser ataques de ansiedad bloqueantes, pero sí me sube hasta el punto de trastornar el descanso, sufrir taquicardia, molestias diversas, etc. ¡Para qué contar! He llegado a perder el conocimiento (jajaja)
      El médico me dió hace ya algún tiempo un ansiolítico muy flojito que me tomo cuando noto los primeros síntomas y no puedo controlarlos. Eso me ayuda a dormir.
      Intento por otro lado tomarme las cosas sin histrionismos, relativizando las cosas y buscando soluciones razonables. Hace tiempo descrubrí que David puede contra Goliat, pero no si está descentrado o demasiado nervioso. Así que lo primero es mantener "mucha calma".
      También hago algo de relajación, de esa que algunos llamarían "meditación".
      Pero lo que me resulta más útil contra la ansiedad es el deporte. En serio. Es un generador natural de endorfinas, que me ayudan incluso a sentir cierta euforia. Da igual lo que haga (montaña, bicicleta, correr, orientación, entrenar por el bosque), siempre tengo una sensación plena de satisfacción, de que estoy bien.
      Es una vía de escape cuando el estrés se dispara. Entonces salgo, me doy una paliza física ... y a descansar mentalmente un buen rato.
      Si estoy con alguna idea obsesiva en la cabeza, me ayuda a valorar, decidir, pensar en definitiva. Si llevo mucho rato haciendo deporte, entonces llego a olvidarme de esa idea, porque mi cuerpo me pide atención para valorar sensaciones físicas. La cabeza, poco a poco, reduce su actividad. Luego, en casa y cansado, veo las cosas de otra manera (jejeje).

      Saludos y gracias por el comentario.

      Eliminar
    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar